Los celos son la principal causa de agresión en los jóvenes. Casi la mitad de los casos terminan en episodios violentos.
Todos somos celosos de quienes queremos. Está bien proteger nuestras relaciones cuando se sienten amenazadas. Pero los celos extremos y las reacciones exageradas son un problema, aunque muchos los vean como normales.
Si el chico con quien salís demuestra interés en otra persona, es posible que tengas un sinnúmero de reacciones emocionales y físicas. Sientas miedo, tristeza, enojo, furia y hasta dudes de sí mism@. Si tus celos están fuera de control, se convertirán en una obsesión. Buscarás excusas para realizar todo tipo de acusaciones. Reaccionarás demasiado frente a situaciones inocentes, harás escenas públicas y hasta te volverás violent@.
Los celos incontrolables son una señal de inseguridad. Ese comportamiento extremo no te atraerá nuevos amigos ni logrará los resultados que pretendías. O peor: si se vuelven el enfoque de la relación, causarán que se termine.
Si existen motivos verdaderos para tenerlos, hay que controlarlos. Deberás estar calmad@ y hablar con tu novi@ sobre el tema. Esta comunicación te aclarará el panorama. La conversación servirá para descubrir si hay problemas en la relación que deberán enfrentar. O te dará la pauta de que no está funcionando bien, o no vale la pena y es hora de terminarla.
Un estudio realizado por sexólogos argentinos descubrió que la mayoría de los varones mienten sobre su primera vez. Exageran o cuentan cosas que no han sucedido. Los científicos explicaron que este fenómeno responde a modelos culturales que colocan muy en alto el “ideal del hombre macho, potente e invencible” y cuando los adolescentes varones sienten que no encajan en esos moldes sociales, recurren a mentiras, se regodean más de sus conquistas y presumen de sus herramientas sexuales y de seducción. En cambio, si bien las chicas cuando se juntan hablan de varones (sobre el más lindo, el que baila o besa mejor), suelen ser más sinceras que los chicos a la hora de hablar de sexo: sobre su primera vez o la cantidad de veces que han estado con alguien. A los chicos, por ejemplo, les cuesta admitir que no han tenido sexo, y si son interrogados al respecto inventan para “no quedar mal” ante el grupo. Esta conducta está condicionada por valores culturales impuestos. La investigación, con encuestas a más de 3000 adolescentes, arrojó que el principal motivo para tener sexo con alguien es el deseo, por encima de otros factores como el enamoramiento y la curiosidad.
